A qué revoluciones cambiar la marcha del coche
En este artículo te vamos a contar cómo conseguir que tu coche no sufra conociendo las revoluciones a las que debemos cambiar de marcha.
Una de esas acciones que a veces pasan desapercibidas mientras conducimos es la de saber en qué momento nuestro vehículo nos pide un cambio de marcha. En ocasiones, especialmente cuando transitamos por las mismas vías y recorridos, como puede ser al desplazarnos de forma diaria al trabajo, tenemos tan interiorizada la conducción que no damos la suficiente relevancia al cambio correcto de marchas.
Saber a qué revoluciones cambiar la marcha del coche es importante para el bolsillo
No es una cuestión baladí, porque si realizamos un adecuado cambio de marchas nos garantizamos un mayor cuidado de la mecánica del coche y, no menos importante, una mayor economía en cada gasto por repostaje. Con ello obtenemos, por tanto, una conducción más eficiente.
Recordemos que la primera, la segunda y la tercera se consideran como marchas cortas – tienen poca velocidad, pero mucha fuerza -, mientras que la cuarta, la quinta y la sexta se describen como marchas largas – ya que cuentan con poca fuerza, pero mucha velocidad.
Algunos vehículos disponen de testigos que recomiendan el momento en el que deberíamos cambiar de marcha, pero en cualquier caso contamos con un rango de revoluciones a partir del cual se aconseja hacerlo. Hay que tener en cuenta que no es lo mismo contar con un motor de gasolina o diésel, al igual que tampoco lo es circular por una vía rápida o en un recorrido con cambios de rasante, curvas o muchos cruces.
De hecho, en pendientes, los límites de velocidad no suelen superar los 50 km/hora, lo que sugiere que, salvo excepciones, el juego de marchas deberá ubicarse entre la segunda y la tercera velocidad.
En caso de tener que reducir la marcha, habrá que hacerlo antes de que el motor nos dé muestras de que se está ahogando, lo que es sencillo de percibir, ya que las revoluciones se irán reduciendo y el vehículo perderá velocidad, de forma constante, pese a que pisemos a fondo el acelerador.
Generalmente, los motores de gasolina no deberían trabajar por debajo de las 1.500 rpm, salvo en primera y segunda, mientras que en los diésel, el umbral es algo más bajo, pudiendo llegar hasta las 1.000 rpm.
Cómo saber cuál es el momento adecuado
A rasgos generales podemos señalar lo siguiente:
- Cuando salimos en primera, hay que hacer lo más rápido posible el paso a segunda velocidad. Se recomienda, de hecho, que sea tan sólo dos segundos después de haber arrancado o en los seis primeros metros del recorrido.
- Tras ello, generalmente, debemos realizar los cambios de marcha sobre las 2.000-2.500 rpm, en motores a gasolina y en torno a las 1.500-2.000 rpm para aquellos vehículos con motores diésel.
- Si buscamos basar los cambios de marcha basándonos en la velocidad, deberíamos poner la tercera a partir de unos 30 km/h, cuarta en torno a unos 40 km/h y quinta desde unos 50 km/h. Hay que acelerar rápidamente después de realizarse cada cambio.
- Y finalmente, recuerda: siempre es mejor la conducción en marchas largas pisando más el acelerador en lugar de en marchas cortas con el acelerador menos pisado.